Sobre saberes, traducciones y transducciones | Transductores

Sobre saberes, traducciones y transducciones (Artículo)

Sobre saberes, traducciones y transducciones: algunos rasgos sintomáticos del trabajo en red.

Introducción: Algunos síntomas y posibilidades de trabajo.

Hace unas semanas algunas personas participamos de las jornadas Kraks 09 denominadas Out of control.  Durante  4 intensos días pudimos escuchar y debatir con diversos grupos acerca del trabajo colaborativo, movimientos sociales en la ciudad y el trabajo red en diversas partes de nuestro planeta. Además también pudimos compartir el trabajo del grupo Iconoclasistas dentro del taller de mapeado colectivo que han mantenido en el barrio de la Barceloneta (Barcelona). Este texto surge como una reflexion a tenor de las jornadas Kraks. Sobretodo es fruto de las sesiones de mesas de trabajo y discusiones mantenidas con muchos grupos, en las que de algún modo pudimos atisbar ciertos signos de agotamiento o preocupación sobre los modelos colaborativos y de trabajo en red, aspectos que estamos reflexionando con el proyecto de TRANSDUCTORES.

Más que anotar estos signos como aspectos de declive, o como augurios de decadencia sobre lo colectivo, creo que es importante resaltar estos aspectos que enumerare ahora dentro de una reflexión profunda y sistémica sobre las políticas y modos de organización del trabajo de los colectivos, y sobretodo de aquellas redes sociales o espacios que se decantan por el trabajo en lo social, la autonomía y el trabajo pedagógico. Espero que esta declaración sirva como un espacio para continuar la reflexion y el debate. Estos elementos surgieron como línea de debate en muchas discusiones, en la aportación final de The Commonery sobretodo en la parte de taller sobre la construcción de un léxico común compartido a partir de acciones y herramientas de los grupos.

1- Sostenibilidad y desgaste— del discurso de la precariedad a la autoexplotación

Una de las características más enfatizadas por los grupos invitados ha sido el trabajo tan desgastador y sacrificado del trabajo en red en el campo de lo social, sobretodo en proyectos que se mueven y establecen por esfuerzos colectivos muy centrados en los recursos humanos disponibles “ad hoc”. Este tipo de trabajo nos ha llevado a unas políticas del desgaste donde las estructuras de trabajo no son sostenibles en un a priori, debido al impulso personalista de muchas personas, que combinado con este desgaste y trabajo continuado, conllevan una forma insostenible de estructura organizativa. En muchos casos creemos como primera hipótesis, que se ha pasado de un discurso de análisis que trabajaba la inserción de la precariedad en las diversas esferas que constituyen nuestra vida diaria, a un síntoma claro de autoexplotación.De este modo las políticas de red de los colectivos se transforman en políticas basadas en los límites de “abrasamiento” o “quemadura” de las personas y su voluntarismo. En este sentido sería interesante poder convivir con este tipo de trabajo buscando otras formas de sostenibilidad mixtas o híbridas donde el pasárselo bien, conviva con la acción social autónoma y la regulación del trabajo en la vida diaria de cada uno a partir de una conjugación diferente de las economías colectivas y sociales. Esto, si se quiere enunciar de otro modo, es poder vivir entre las líneas de tensión del trabajo activista en diversas esferas de producción y relación pensando en los grupos y su sosteniblidad. O por decirlo con otras palabras es encontrarse de nuevo ante el eterno dilema de cómo resolver la este hacer sostenible y  activar y ser activista en cada aspecto y dimensión de nuestras vidas y relaciones,  mas allá de la constitución de un espacio único y separado de autonomía.

2- Modos de narración y representación — de la toma de voz a la narración polifónica.

Otro de los rasgos que más se ha comentado en estas jornadas ha sido el concepto de los modelos de narración y representación de las prácticas. Es interesante poder aquí plantearse y cuestionarnos sobre los tipo de lenguajes y los conceptos en que nos basamos. Además cabe señalar la imporntancia de repensar con qué dispositivos presentamos nuestras prácticas, es decir preguntarnos acerca de cómo las re-presentamos. En este sentido las narraciones y trabajo de los movimientos sociales y centros de carácter autónomo suelen aludir un leguaje marcado por los rasgos complacientes de la acción descriptiva y no tanto de la reflexion crítica. En este sentido vemos un modelo de cierta narrativa patriarcal, descriptiva y heroica, que designa acciones como logros y resultados positivistas. Así esta forma de trabajo parece que traza modelos de representación de claro sesgo positivista o de progreso temporal casi capitalista: hicimos esto, y esto, y conseguimos esto y esto, y entonces hicimos esto y esto. De este modo se eliminan o se cierran otras posibles narraciones y líneas de trabajo reflexivo, que expliquen los hechos como acontecimientos y devenires, no tanto en el tiempo, sino en las reflexiones, pausas o problemáticas que se producen, en las preguntas o planteamientos nuevos que traen a debate, en sus modelos de fracaso o frustraciones, en nuevas discusiones y espacios de acción reflexiva, y que por tanto se alejan conscientemente de un modelo en el que impera la acción como eje vertebrador.

Uno de los aspectos que más nos ha interesado es ver cómo los grupos y colectivos han ido desarrollando y han ido adquiriendo cierto grado de madurez o posicionamiento en su voz. En este sentido queremos retomar aquí la argumentación tal y como Floren Cabello, de la ULEX/ Casa Invisible, nos comentó dentro del taller de Zemos98 coordinado por FAAQ “La Fábrica Expandida”. En la discusión que tuvimos con ellos sobre la ULEX y la cartografía de “otra Málaga” (fruto del colectivo car-tac). Nuestra posición en esta discusión fue a cerca de esta toma de voz, tan autoritaria, sesgada a la que aludimos detro de esta problemática de voz única y heróica. La respuesta de Floren fue explicarnos cómo el sentido de estas producciones se rescata bajo el trabajo primerizo de muchos colectivos en sus narraciones o representaciones que ha sido fundamentalmente un primer esfuerzo de “toma de voz”, o “conciencia sobre ella” (cito aquí de memoria, perdón). Este trabajo, entonces, era posible considerarlo como un niño que describe que tiene voz y cosas por decir, Naturalmente la respuesta también justificaba que ahora sí que estaba presente el reto de una modulación o toma de voz más reflexiva dentro del colectivo, o como diríamos nosotros más polifónica. En este sentido, queremos enfatizar que un trabajo más estructural de puntos fuertes y débiles de los proyectos, de las problemáticas y disidencias que se abren puede ofrecernos otras posibilidades, proponiendo entonces un modelo polifónico más interesante que registrase diversos resultados y voces en el trabajo colectivo. De esta forma se rompería la hegemonía patriarcal de este discurso unívoco, univocal y positivista, y caminaríamos hacia formas de trabajo y narración más contradictorias y polivocales que tuviera en cuenta las negociaciones y las contradicciones del trabajo colectivo ( la materia gris o los puntos ciegos de los proyectos). Claro está, esta perspectiva supone todo un reto pedagógico colectivo de aprender cómo nos narramos y señalamos en este proceso, y qué saberes describimos, qué procesos destapamos y qué desbordes encontramos en este camino.

3- Modos de lenguaje y comunicación — del manifiesto al periodismo social.

Relacionado con este último punto, existe una dimensión que también nos parece muy interesante sobre el modo de relación de los proyectos y colectivos. La relacionalidad que construimos en muchos momentos se determina por un modelo de lenguaje y comunicación áspero duro, y sobretodo endogámico (modelo del que uno se siente muy seguro dentro de la academia o ciertos sectores, y que un servidor es muy afín prodigar). Estos modos de lenguaje y comunicación en muchas formas diversas se presentan como espacios hostigadores, de arenga o conflictividad, que como anteriormente hemos dispuesto, eliminan otro tipo de relaciones y comunicaciones. Además parece que construyen un academicismo sobre activismo, el trabajo con colectivos y los movimientos sociales, al entrar en un juego perverso de competencias de lenguaje ( las asambleas o conferencias a veces parecen convertirse en un “ring” o “concurso” para ver quién cita o dice más frases elocuentes o conceptos de moda en un campo determninado con un discurso construido). Este tipo de uso de lenguajes conllevan el peligro de que terminan asentándose en una enunciación de voz patriarcal, que territoriliza y hegemoniza los modelos de comunicación. Al mismo tiempo  niega o subyuga otra voces u otras formas de relacionarse- acordémonos de cómo el silencio, el rumoreo o las resistencias a las voces que sientan cátedra has sido analizadas como voces disruptivas y otras formas de relación por parte de muchas feministas y postcolonialistas ( tipo Alcoff, Ellsworth, Fine, etc…)- . Además parece que siempre uno se queda parado ante la contradicción de “hablamos del pueblo pero no sabemos como legar a él” , y por ello se escuden ciertas narraciones en manifiestos ideológicos que no rompen los círculos sociales o discursivos en que se mueven los colectivos.

Opuesto a este peligro de endogamia sistémica, creemos que es necesario , tal como muchos grupos trabajaron o mostraron en sus prácticas, replantearnos un modelo de trabajo comunicativo como una suerte de periodismo social ( según la denominación de Iconoclasistas) . Una estrategia política que comunique y sea eficaz de cara a establecer relaciones y comunicación con otros colectivos ( la máxima de que si no puedes explicar un proyecto social tuyo a tu padre o madre, no sigas con él , podría ser un buen rasero de nuestros modelos de comunicación). Resaltando estos aspectos, pensamos que es importante encontrar formas de comunicar y construir lenguajes accesibles, eficaces y diferentes para diversos colectivos e interlocutores. Es más, si nuestros trabajos no son heterogéneos y transversales¿ no deberíamos de aceptar esta heterogeneidad en las formas de acceder y comunicarse con el otro? ¿ no supondría así repensar formas diferentes de comunicarnos?. Esta cuestión creemos es muy importante, porque si aceptamos, tal como el construccionismo social o las tesis postcolonialistashan estado defendiendo, que el saber se construye y media colectivamente, y no es valido por su origen académico, disciplinario, ya que no está limitado a un contenedor o disciplina sino a un cojunto de relaicones de poder y mestizajes. Por el contrario este mismo saber realmente es colectivo y situacional, es decir que se construirá en sus mediaciones y relaciones on otros colectivos y saberes, y por tanto, en sus continuas traducciones en las que se produce. En este sentido hemos comprobado cómo el trabajo de construcción de saberes compartidos y de conceptos y léxicos comunes permite la participación y recepción activa de una gran heterogeneidad de actores, por medio de estrategias y herramientas propias del periodismo social: mapas accesibles, descripciones sintéticas, esquemas conceptuales, descripciones efectivas, ilustraciones de metodologías o problemas con estregáis del comic o la publicidad, etc,etc…  Toda esta amalgama de herramientas constituyen toda una batería de recursos que establecen otros modos de lenguajes y comunicación. Que apuntan, si queremos decirlo de otro modo, a otras formas de activismo y de relacionalidad entre los colectivos implicados. Y eso nos da pie para el siguiente punto.

4. Ritmos, tiempos y espacios—de la hiperproductividad activista al slow Activism.

Efectivamente, una de las problemáticas que vertebran de forma transversal el trabajo de colectivos y proyectos sociales con claro carácter de autonomía o en relación con los movimientos socaires es cómo encontrar nuevas formas de relacionalidad, resistentes, propositivas y transgresoras de los ritmos del mercado neoliberal, o de la máquina de producción capitalista- como dirían otros-. En este sentido es muy interesante poder comparar cómo las cuestiones de autoexploración, de la toma de voz patriarcal, del lenguaje de manifiestos ideológicos de tono violento, nos conllevan a pensar en qué tipo de ecologías (o ecosofias) estamos estructurando mediante nuestros proyectos. En este caso cabe repensar la política de los colectivos o proyectos como la relación de tiempos y espacios concebidos. Esto es, como ritmos o relaciones de temporalidades en un despliegue espacial o estructural donde entran actores y se suceden acciones o acontecimientos. Estos ritmos, siempre los relacionamos con el activismo, la resistencia o al autonomía como ritmos de producción y reacción .Sin embargo de forma claramente perversa, hasta cierto punto reproducen y se solapan con los ritmos del neoliberalismo y sus códigos de configuración de subjetividades y la valoración de sus producciones. Es decir se pude producir un efecto de “espejo deformante”, esperténticamente desolador, en el que la productividad expandida de los centros o colectivo se manifieste como un ritmo con una misma pulsión y tensión que el ritmo del sistema capitalista, curiosamente al que se intenta atacar o subvertir. Aquí podemos afirmar que estamos ante una hiper-productividad activista, con las mismas marcas de representatividad y valoración que el mercado. Podríamos señalar entre otros valores de mercado: número de proyectos, marcas de trabajo bajo el sentido de “Branding”, uso de lenguajes y discursos endogámicos, jornadas como ferias de muestras de productos, publicidad y difusión de los productos, presentaciones de mercado de los proyectos, etc…. Usando si se quiere una comparación de cierto carácter exagerado ysobre-valorado de los proyectos.
Ante toda esta perspectiva de este “efecto espejo” es importante repensar pues estas cuestiones políticas a la luz de los ritmos y modelos de acción que proponemos como diferentes. alternativos o distintivos. Esto es, supone repensar las políticas de trabajo intentado ralentizar las prácticas, buscando espacios diferentes de relación y comunicación, y tomando en cuenta los espacios de no producción, de aburrimiento y de disidencia en silencio, como espacios de subversión a los ritmos de la cadena hiperproductiva. Esta remodulación de los ritmos nos llevaría a repensar conceptos mas integrales de trabajo en nuestras vidas y proyectos, desde las condiciones de un activismo sumergido, expandido o en continuo letargo (una política de invisibles o intangibles). Esta postura en consecuencia no responde sólo reactivamente al sistemas y sus tiempos ( cumbres G-8, Mayday , etc..), sino que altera y crea otros tiempos en otros espacios, otros ritmos donde la variable de la temporalidad y el trabajo oculto gana otra valoración .Al fin y al cabo otro tipo de ecología política. A fin de cuentas este paso supone una perspectiva política diferente: mas ecología y sensible a las relaciones y escales de tiempos y espacios. Una política que toma estos elementos como variables que entran en juego en el tablero de las negociaciones y relaciones de poder ( este tablero que entendemos como la lucha política) y que por ello construye otro escenario de trabajo político. Este escenario puede ser entendico como una nueva ecología política  que en otros proyectos se han definido como “slowactivism”. Aquí aludimos al activismo sumergido en red y de proyectos a largo plazo, que implementan y articulan otro tipo de relaciones y otro tipo de ritmos, de acción, resistencia y pro-ación, con una articulación de proyectos instituyentes en temporalidades expandidas. Aqui estamos pensando en ejemplos como el grupo Platform de Londres trabaja este término de “slowactivism” , pero gente como Sarai en Nueva Delhi o Alaplastica en La Palta, son otros ejemplos claros de esta perspectiva. Esta propuesta de políticas intangibles evidencian las ecologías de la política y los modelos de sostenibilidad de trabajo estructural y relacional de los colectivos . Con ello pensamos en polticas en red o rizomáticas que nos señalan cómo se organizan y se retroalimentan los grupos como organismos vivos, y cómo se dispersan y regeneran políticamente.

Ejemplo de “slowactivsm” a partir del espacio web de denuncia “Petróleo en Magdalena“. Este espacio fue una investigación activista y trabajo rizomático de redes de Alaplastica ( proyecto Derrame) y otros colectivos de Argentina . El proyecto emergió como reacción y proacción a tenor del derrame de crudo de la Shell del año 1999.  Ha ganado un juicio casi 10 años más tarde, vinculando procesos invisbles de regeneración del ecosistema y producciones alternativas de ecologías.
Saberes, traducciones y transducciones… a modo de (in)conclusión…

Como hemos señalado al principio de este texto nuestra intención no era señalar estos síntomas como diagnósticos de enfermedades degenerativas del tejido social en el que se inscriben las prácticas de los movimientos sociales o el trabajo colectivo. Más bien hemos tratado de apuntar aspectos y posibilidades de trabajo que se estuvieron debatiendo en las jornadas Kraks. Aspectos que son focos de atención en el trabajo que llevamos en TRANSDUCTORES y que pretendemos seguir estudiando con otros grupos en las jornadas internacionales promovidas por UNIA. Pensamos que la producción de lo saberes, no debe relegarse a un hecho neutro, de adquisición de competencias o de conceptos o de capacidades sin un contexto donde se interaccione. Por el contrario deberían tenerse en cuenta  las formas de trabajo colectivo con otros aspectos más relacionados con las múltiples traducciones que hacemos de nuestras prácticas en diversas dimensiones de la vida, debido a su potencialidad como espacios alternativos de colaboración con otros ritmos y políticas. Asimilando las traducciones como espacios de lucha compartida, como momentos de estar juntos y de gestionar nuestras ecologías de vida, o de un ser y estar colectivo, estamos proponiendo un otro espacio de pedagogía y política articulado . Un marco que plantea modelos de trabajo enactivos y proactivos, es decir metodológicamente contextuales y propositivos, en el que continuo trabajo de colaboración conlleve un paso a la transducción continua, de saberes, de relaciones, de métodos, de energías y ritmos diferentes. Un slow activism articulado, podríamos decir.

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